lunes, 14 de mayo de 2012

¿Le pongo un profesor particular?

"Si se acostumbra a trabajar con un profesor particular corremos el riesgo de que se relaje en el colegio y hay que saber que toda ayuda innecesaria es una limitación para nuestro hijo".

         En ocasiones, para mejorar las calificaciones de un hijo nuestro, nos hemos planteado la posibilidad de ponerle un profesor particular, pero ¿de verdad le hace falta?, ¿y si le encerramos en su habitación con los libros y sin distracciones hasta que saque todo sobresalientes?, ¿un profesor particular para todas las asignaturas?, ¿para todo el año?, ¿todas las tardes?, ¿puede ser su hermano mayor?, ¿no es mejor una academia?... muchas son las preguntas que surgen. Desde la redacción del Drakkar sugerimos algunas respuestas:

Nuestro hijo necesita un profesor particular…

1. Cuando hay falta de base, para que ayude al estudiante a afianzar conceptos de cursos anteriores que todavía no ha superado.

2. Cuando faltan recursos pedagógicos, para que le enseñe técnicas de estudio o cómo utilizarlas adecuadamente para sacar mayor rendimiento al tiempo de estudio.

3. Cuando falta capacidad para abordar determinada materia, necesitaremos le refuerce conocimientos teóricos y prácticos con el fin de superar las dificultades.

¿Y qué requisitos deben reunir una buena clase particular? 

1. Que ayude a nuestro hijo en la dificultad que tenga (enseñarle a estudiar, una asignatura concreta, etc) pero que evite ser el profesor que le ayuda a todo.

2. Como medio extraordinario que es, un profesor particular debe estar contratado el tiempo suficiente para que nuestro hijo logre ser autónomo en sus estudios. Si se acostumbre a trabajar con un profesor particular corremos el riesgo de que se relaje en el colegio y ya se sabe que toda ayuda innecesaria es una limitación.

3. Aunque dispongamos de tiempo y capacidad, o profesionalmente nos a la educación, nunca debemos convertirnos en los profesores de nuestros hijos. Nuestro rol es de padres y es de lo que debemos de ejercer en la familia.

4. El profesor no sustituye es esfuerzo personal. Hay que procurar que nuestro hijo tenga preparadas las dudas antes de la clase, que antes se haya enfrentado con los problemas y después el profesor le corrija, le ayude a llegar a la solución o que le felicite.

5. Por último es fundamental mantener una buena comunicación con el profesor para saber en que avanza y en que debe mejorar.

lunes, 7 de mayo de 2012

¿Le dejo ir este verano al extranjero?

Algunos padres piensan que la adolescencia es la peor edad para enviar a su hijo al extranjero a estudiar un segundo idioma. Otros en cambio opinan, que a esta edad es la más apropiada para aprovechar todas sus capacidades. Sin embargo tienes que mirar a tu hijo y pensar cuál es su grado de madurez, personalidad y responsabilidad, para no tirar el curso por la borda y lo que es peor, que no regrese a casa "totalmente cambiado".

 

            Una vez conscientes de que, para no equivocarse o errar, en la toma de este tipo de decisiones hay que mirar a vuestro hijo: su madurez, personalidad y responsabilidad, os puede ser útil este breve cuestionario acerca de ciertas carencias que la experiencia dicta como necesarias de colmar, antes de enviar a vuestro hijo al extranjero. 

 

            1. Si en ocasiones os engaña o no es valiente para contarnos la verdad de algunos de sus actos. Será probable que no os cuente toda la verdad de lo que ocurre en el extranjero. ¡Esto que me ha pasado –pensará- no se lo cuento a mis padres, si se enteran me montan la bronca por teléfono y me vienen a buscar!"

 

            2. Si es un niño inseguro, miedoso, con temor a enfrentarse a los problemas. Pensar ¡le mando al extranjero a ver si espabila!, ojo, tal vez es mejor enseñarle y motivarle para que incremente su autoestima y seguridad, no vaya a ser que se derrumbe psicológicamente en el extranjero y se encuentre solo y sin apoyo. O que no llegue a madurar en esas cosas y si "espabile" en otras que no interesa tanto a su edad.

 

            3. Si gasta más de la cuenta, no sabe ahorrar. No tiene sentido de la responsabilidad y del deber en los gastos en casa. Si es así, puede que no llegue a valorar el esfuerzo económico que va a suponer para vosotros costearle el curso en el extranjero.

 

            4. Si académicamente va mal, no es una solución esta decisión: ¡ Has sacado malísimas notas, te envío a Estados Unidos a ver si mejora tu rendimiento y por lo menos aprende inglés!. La experiencia es que regresan peor. Hay que tratar de reforzar su voluntad en el estudio y el esfuerzo y después tendrá la autonomía suficiente para desenvolverse en otro país.