martes, 25 de octubre de 2011

LOS ENCARGOS EN CASA

Los encargos son pequeñas parcelas de responsabilidad cotidiana que el niño realiza colaborando con los demás miembros de la familia en el buen funcionamiento de su casa. Por eso es importante considerar los siguientes aspectos:

1. Para que un encargo estimule la responsabilidad, el niño ha de ser consciente de que ha de responder ante alguien (sus padres y hermanos) del trabajo realizado o de la ayuda prestada. Uno de los padres debe controlar periódicamente el cumplimiento de los encargos.

2. Debe explicarse al hijo en qué consiste su encargo, para que pueda cumplirlo bien desde el primer momento. Conviene considerar, al distribuir los encargos, en cuál puede ser más educativo para el niño según su carácter, hábitos y período sensitivo en el que se encuentra. La experiencia aconseja que, en estas edades, los encargos varíen con frecuencia.

3. Como en cualquier aspecto de la educación, el ejemplo de los padres tiene una influencia fundamental. Junto al ejemplo, la función principal de los padres respecto de los encargos es ejercer adecuadamente la autoridad: dirigir la participación de los hijos en la vida familiar orientando su iniciativa.

4. Con los encargos familiares los hijos aprenden, desde pequeños, a colaborar en la buena marcha del hogar. Tener un encargo concreto a los 3 ó 4 años hace posible que a los 15 ó 16 vean lógico y natural preocuparse del conjunto del hogar y de mantener un clima familiar acogedor.

5. Es importante pedirles ayuda en pequeñas tareas que puedan hacer bien, para que disfruten con la satisfacción de un trabajo bien hecho por ellos mismos. De este modo, el niño aprenderá con placer y cultivará el afán y voluntad de actuar por sí mismo.

6. Pronto podrán pasar de la ayuda a la colaboración, entendiendo que los trabajos del hogar son de todos, según las posibilidades de cada uno. Importa mucho procurar que cada hijo tenga los encargos que puede cumplir bien.

7. La experiencia aconseja que haya en la familia dos tipos de encargos: unos más duraderos (por ejemplo, un trimestre) y otros rotativos (cada día o cada semana, un hijo). Además, cada hijo ha de ir responsa-bilizándose de sus asuntos personales (hacer su cama, ordenar su mesa de trabajo, limpiar sus zapatos, etc.)

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